¡Arte helado!

Esta vez nos adentramos en las cualidades del invierno a través de una actividad sensorial, haciendo una de las cosas más recurrente en ellos… ¡Pintar!

Durante este momento, han podido experimentar diversas sensaciones, no solo utilizando la creatividad particular que poseen cada uno de ellos y el encuentro lúdico que implica, sino permitiéndonos trabajar otros aspectos igualmente importantes:

    Propiciar un ambiente adecuado que nos permita entablar relaciones entre compañeros de manera armónica. Compartiendo material, espacio, reacciones e impresiones.

Trabajar conceptos como frío/calor, húmedo/seco o sólido/líquido. Las conversaciones que surgen durante la actividad son grandes oportunidades de aprendizaje.

Identificar colores. En este caso hemos querido reflejar los colores mas característicos de la estación del año en la que nos encontramos, observándolos de manera individual o bien, el resultante de sus mezclas.

 Fomentar el uso de la motricidad fina. Toda actividad realizada con el cuerpo requiere de una serie de coordinaciones que nos permiten potenciar nuestro desarrollo cognitivo. En este caso, la coordinación óculo manual se encuentra muy presente en este proceso de aprendizaje.

 Favorecer el sentimiento de autorrealización. Decoramos nuestro espacio de invierno con el trabajo que realizaron ellos y lo acompañamos con fotos personales.

Espero que esto os sirva para acercaros un poquito mas al aula y os invito a ponerlo en práctica, tanto esta actividad como otras muchas variedades… ¡De verdad que os sorprenderán!

«Los niños necesitan mucha libertad para indagar, probar, equivocarse y corregir… para apreciar los infinitos recursos de las manos, de la vista, del oído, de las formas, de los sonidos y los colores” Loris Malaguzzi.